Encontrados 21 resultados para: sonido
Al tercer día, al amanecer, hubo sobre el monte truenos, relámpagos y una espesa nube; se oía un sonido muy fuerte de cuerno. En el campamento todo el pueblo se puso a temblar. (Exodo 19, 16)
El sonido del cuerno iba creciendo: Moisés hablaba y Dios le contestaba con el trueno. (Exodo 19, 19)
Mientras tanto, todo el pueblo estaba mirando: todo era truenos, relámpagos y sonido de trompeta en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo, y se mantenían a distancia. (Exodo 20, 18)
Aarón vestirá dicho manto cuando desempeñe su ministerio, y se oirá el sonido de las campanillas cuando entre al santuario para presentarse delante de Yavé, y también cuando salga del santuario; de lo contrario moriría. (Exodo 28, 35)
en cambio cuando quieras congregar al pueblo, el sonido de las trompetas será sencillo y sin redoble. (Números 10, 7)
Adonías y sus invitados ya habían terminado de almorzar, cuando sintieron el barullo. Al oír Joab el sonido de la trompeta, preguntó: «¿Qué pasará en la ciudad, que se oye tanta bulla?» (1 Reyes 1, 41)
así que ustedes acudirán a donde escuchen el sonido del cuerno y nuestro Dios peleará por nosotros.» (Nehemías 4, 14)
Bendigan al Señor todos sus ángeles, héroes poderosos, que ejecutan sus órdenes apenas oyen el sonido de su palabra. (Salmos 103, 20)
Entonces los hijos de Aarón lanzaban gritos de aclamación, tocaban las trompetas de plata forjada y hacían oír su sonido poderoso, como para llamar la atención del Altísimo. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 16)
Tu esplendor junto al sonido de tus arpas han sido lanzados al lugar adonde van los muertos, tienes gusanos como cama y, para cubrirte, lombrices.» (Isaías 14, 11)
Ustedes, habitantes del universo y pobladores de la tierra, miren esta bandera en lo alto de los cerros, y escuchen el sonido del clarín. (Isaías 18, 3)
Aquel día, al sentir el fuerte sonido de la trompeta, acudirán los que andaban perdidos por el país de Asur y los que estaban desparramados por la tierra de Egipto, y adorarán a Yavé en el cerro santo de Jerusalén. (Isaías 27, 13)