Encontrados 23 resultados para: sabiendo

  • No comerán de ningún animal hallado muerto. Se lo darás al forastero que reside en tu ciudad o bien lo venderás a un extranjero, sabiendo que tú eres un pueblo consagrado a Yavé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. (Deuteronomio 14, 21)

  • En seguida el rey dijo a los de su guardia que estaban a su lado: «Acérquense y maten a los sacerdotes de Yavé, porque también están con David y, sabiendo que él huía, no me lo comunicaron.» Pero los servidores del rey no quisieron levantar su mano para herir a los sacerdotes de Yavé. (1 Samuel 22, 17)

  • Ese amor por Tamar era tan violento que Amnón llegó a enfermar, pues, sabiendo que era virgen, le pa recía imposible conseguir algo de ella. (2 Samuel 13, 2)

  • Sabiendo que sus días están contados, que de ti depende el número de sus meses, y tú le has puesto un límite que no se puede pasar, (Job 14, 5)

  • Sabiendo esto, les agradeceremos nos digan si todo les va bien. (1 Macabeos 12, 22)

  • sabiendo que se apoyan en ídolos sin vida, ¿cómo tendrían miedo de que sus falsos juramentos sean castigados? (Sabiduría 14, 29)

  • Aunque pequemos, somos tuyos, pues reconocemos tu poder; pero, sabiendo que somos tuyos, evitaremos el pecado. (Sabiduría 15, 2)

  • Sabiendo, pues, que ellos no son dioses, no tienen que temerlos. (Baruc 6, 64)

  • Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Evangelio según San Juan 13, 1)

  • Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed», y con esto también se cumplió la Escritura. (Evangelio según San Juan 19, 28)

  • Al mismo tiempo nos sentimos seguros incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, (Carta a los Romanos 5, 3)

  • si es que de veras fueron enseñados y formados según él, sabiendo que la verdad está en Jesús. (Carta a los Efesios 4, 21)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina