Encontrados 606 resultados para: nada

  • Se dirigió a la comunidad: "¡Apártense de las tiendas de esos hombres perversos! No toquen nada de lo que les pertenece, porque si no van a morir debido a sus pecados". (Números 16, 26)

  • Ahora lárgate a tu tierra. Yo había prometido colmarte de honores, pero Yavé te dejó sin nada." (Números 24, 11)

  • Aunque Balac me dé su casa llena de plata y de oro, no desobedeceré la orden de Yavé. Bien o mal, no haré nada por mi mismo, sino que diré lo que diga Yavé. (Números 24, 13)

  • Si su padre, al enterarse de su voto o del compromiso que ha contraído, no le dice nada, serán válidos. (Números 30, 5)

  • Si su marido, al enterarse, no le dice nada, los votos y compromisos que ha contraído serán válidos. (Números 30, 8)

  • Si su marido al enterarse no le dice nada, ni lo desaprueba, serán válidos. (Números 30, 12)

  • Si su marido no le dice nada hasta el día siguiente, es que confirma el voto o el compromiso de su esposa; lo confirma con no expresar su desaprobación en el momento en que ella se lo dió a conocer. (Números 30, 15)

  • no los ataquen, porque yo no les daré nada de su tierrra, ni siquiera donde poner el pie. Sepan que los cerros de Seír se los he dado en posesión a Esaú, (Deuteronomio 2, 5)

  • Piensen que Yavé nos ha bendecido en todas nuestras obras; él había previsto nuestro camino por el desierto y hace ya cuarenta años que Yavé está con ustedes, sin que nada les haya faltado . (Deuteronomio 2, 7)

  • Yavé me dijo entonces: No ataques a Moab ni lo provoques al combate, pues yo no te daré nada de su país. Quise que la ciudad de Ar perteneciera a los hijos de Lot . (Deuteronomio 2, 9)

  • y te encontrarás con los amonitas. No los ataques ni los provoques, pues yo no te daré nada de la tierra de los amonitas: sepan que se la di a los hijos de Lot . (Deuteronomio 2, 19)

  • No añadirás nada a lo que yo te mando, y no le quitarás nada, sino que guardarás los mandamientos de Yavé, tu Dios, tal como yo se lo ordeno. (Deuteronomio 4, 2)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina