Encontrados 10 resultados para: líbranos

  • Pero después clamaron a Yavé y reconocieron: Hemos pecado, porque te abandonamos a ti, Señor, y servimos a los baales y a las astartés. Pero ahora, líbranos de las manos de nuestros enemigos y te serviremos. (1 Samuel 12, 10)

  • Ahora, pues, Yavé, Dios nuestro, líbranos de caer en sus manos, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú, Yavé, eres el único Dios.» (2 Reyes 19, 19)

  • Le entregó, después, una copia de la condenación a muerte de los judíos, que había sido publicada en Susa, para que se la pasara a Ester y ésta la leyera. También le pedía a Ester que fuera a hablar con el rey para interceder por su pueblo y conseguir la revocación del edicto. «Acuérdate, le decía, de cuando vivías humildemente y de que yo te daba de comer con mi mano. Pues has de saber que Amán, el segundo del reino, le ha pedido al rey que nos condene a muerte. Invoca al Señor, habla por nosotros al rey, líbranos de la muerte.» (Ester 4, 8)

  • Oh Dios, que superas a todos en poder, escucha la voz de estos desesperados; líbranos de las manos de los malos, y a mí quítame el miedo que me embarga.» (Ester 14, 19)

  • ¡Levántate, Señor, y socórrenos, acuérdate de tu bondad y líbranos! (Salmos 44, 27)

  • Ayúdanos, oh Dios, salvador nuestro, en atención a la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados en honor a tu nombre. (Salmos 79, 9)

  • Sin embargo, ahora, Yavé, Dios nuestro, líbranos de caer en sus manos, te lo suplico, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú eres el único Dios, ¡Yavé!» (Isaías 37, 20)

  • Señor, escucha nuestra oración y nuestra súplica, líbranos por tu honor y concédenos el favor de los que nos desterraron. (Baruc 2, 14)

  • Líbranos de acuerdo a tus maravillas, y da, Señor, gloria a tu Nombre (Daniel 3, 43)

  • y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno. (Evangelio según San Mateo 6, 13)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina