Encontrados 1815 resultados para: hijo

  • Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás en holocausto, en un cerro que yo te indicaré.» (Génesis 22, 2)

  • Se levantó Abrahán de madrugada, ensilló su burro, llamó a dos muchachos para que lo acompañaran, y tomó consigo a su hijo Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. (Génesis 22, 3)

  • Abrahán tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y en seguida partieron los dos. (Génesis 22, 6)

  • Abrahán le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino. (Génesis 22, 8)

  • Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. (Génesis 22, 9)

  • Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, (Génesis 22, 10)

  • «No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes.» (Génesis 22, 12)

  • Abrahán miró a su alrededor, y vio cerca de él a un carnero que tenía los cuernos enredados en un zarzal. Fue a buscarlo y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. (Génesis 22, 13)

  • y le dijo: «Juro por mí mismo - palabra de Yavé - que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, el único que tienes, (Génesis 22, 16)

  • les dijo: «Si están de acuerdo en que yo entierre a mi difunta, escúchenme e intercedan por mí ante Efrón, hijo de Seor, (Génesis 23, 8)

  • y júrame por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de raza cananea, pues vivo en medio de éstos, (Génesis 24, 3)

  • sino que irás a mi país, a buscar entre mi parentela una mujer para mi hijo Isaac.» (Génesis 24, 4)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina