Encontrados 144 resultados para: fuerte

  • Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. (Evangelio según San Juan 10, 29)

  • Al decir esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» (Evangelio según San Juan 11, 43)

  • Después se arrodilló y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.» Y dicho esto, se durmió en el Señor. (Hecho de los Apóstoles 7, 60)

  • Saulo se mostraba cada vez más fuerte cuando demostraba que Jesús era el Mesías, y refutaba todas las objeciones de los judíos de Damasco. (Hecho de los Apóstoles 9, 22)

  • De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas. (Hecho de los Apóstoles 16, 26)

  • Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. (1º Carta a los Corintios 1, 25)

  • Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. (1º Carta a los Corintios 1, 27)

  • Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte. (2º Carta a los Corintios 12, 10)

  • Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: «Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?» (Apocalipsis 6, 10)

  • Entonces se abrió el Santuario de Dios en el Cielo y pudo verse el arca de la Alianza de Dios dentro del Santuario. Se produjeron relámpagos, fragor y truenos, un terremoto y una fuerte granizada. (Apocalipsis 11, 19)

  • Oí entonces una fuerte voz en el cielo que decía: Por fin ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios, y la soberanía de su Ungido. Pues echaron al acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante nuestro Dios. (Apocalipsis 12, 10)

  • Un tercer ángel pasó después, clamando con voz fuerte: «Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y se deja marcar la frente o la mano, (Apocalipsis 14, 9)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina