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Tú me arrojas hoy de esta tierra, y me dejas privado de tu presencia. Si he de ser un errante y de andar vagando sobre la tierra, cualquiera que me encuentre me matará.» (Génesis 4, 14)
Al del primer grupo le recomendó: «Cuando te encuentre mi hermano Esaú y te pregunte quién eres, a dónde vas, y de quién es el rebaño que vas guiando, (Génesis 32, 18)
«Así han de hablar a Esaú cuando lo encuentren». Y también le dirán: «Tu siervo Jacob ya viene detrás de nosotros.» Pues Jacob pensaba: «Lo aplacaré con los regalos que le envío delante, y cuando después me encuentre frente a él, quizá me reciba sin enojo.» (Génesis 32, 21)
«Muy bien -dijo él-, sea como ustedes han dicho. Aquél a quien se le encuentre el objeto será mi esclavo, pero ustedes quedarán libres.» (Génesis 44, 10)
El mismo vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre. (Números 35, 19)
o si, por maldad, lo ha golpeado con las manos causándole la muerte, es un asesino y debe morir. El vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre. (Números 35, 21)
pero lo comerás como se come la gacela o el ciervo: de él comerán igualmente el que se encuentre puro y el que no. (Deuteronomio 12, 22)
Si ella te la acepta y te abre las puertas, toda la gente que en ella se encuentre salvará su vida. Te pagarán impuestos y te servirán. (Deuteronomio 20, 11)
Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, puede ser que le encuentre algún defecto y ya no la quiera. En ese caso, escribirá un certificado de divorcio que le entregará antes de despedirla de su casa. (Deuteronomio 24, 1)
No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que se encuentre en tu tierra, en algunas de tus ciudades. (Deuteronomio 24, 14)
Atacaremos a David dondequiera que se encuentre; caeremos sobre él como el rocío sobre la tierra, y no dejaremos con vida ni a él, ni a ninguno de los hombres que lo acompañan. (2 Samuel 17, 12)
¿Hay algún hombre que se encuentre bueno delante de Dios? (Job 4, 17)