Encontrados 35 resultados para: digas

  • ¿Soy yo acaso quien lo dio a luz para que me digas: Llévalo en tu seno, como la nodriza lleva a su bebé, al país que prometiste bajo juramento a nuestros padres? (Números 11, 12)

  • te trataré como rey y haré todo lo que me digas; ven pues y maldice a ese pueblo!" (Números 22, 17)

  • ¿No podría ser que digas: «Con mi propio esfuerzo me conseguí esta buena situación»? (Deuteronomio 8, 17)

  • Pero ten cuidado, no sea que esa gente siga siendo para ti una trampa después que la hayas destruido. No mires a sus dioses ni preguntes por ellos; no digas: «¿Cómo servía esta gente a sus dioses? ¿No debo yo hacer lo mismo?» (Deuteronomio 12, 30)

  • Cuando llegues a la tierra que Yavé, tu Dios, te da, cuando la conquistes y habites en ella, tal vez digas: «Quiero tener un rey como todas las naciones vecinas.» (Deuteronomio 17, 14)

  • Su escudero respondió: «Haz como tú quieras. Por mi parte, haré lo que tú me digas.» (1 Samuel 14, 7)

  • Samuel le dijo: «¿Por qué has molestado mi descanso, llamándome?» Saúl respondió: «Estoy en un gran apuro. Los filisteos me hacen la guerra y Dios me ha abandonado. No me responde ni por medio de los profetas, ni por medio de los sueños. Por eso te he evocado, para que me digas lo que debo hacer.» (1 Samuel 28, 15)

  • Entonces el rey dijo a la mujer: «Te pido que digas la verdad de todo cuanto voy a preguntarte.» La mujer respondió: «Diga mi señor, el rey.» (2 Samuel 14, 18)

  • Mi señor, todo Israel espera que tú digas quién se sentará en el trono después de ti. (1 Reyes 1, 20)

  • Así, pues, ordena que se corten para mí cedros del Líbano. Mis servidores ayudarán a los tuyos y te pagaré como salario de tus servidores lo que tú me digas, pues tú sabes que no hay nadie en mi pueblo que sepa talar árboles como ustedes los sidonios.» (1 Reyes 5, 6)

  • Pero el rey dijo: «¿Cuántas veces te debo preguntar para que me digas la verdad en nombre de Yavé?» (1 Reyes 22, 16)

  • El mayordomo del palacio, el comandante de la ciudad, los jueces y los preceptores mandaron a Jehú esta respuesta: «Somos siervos tuyos, haremos lo que tú digas. No proclamaremos rey a nadie; haz tú lo que mejor te parezca.» (2 Reyes 10, 5)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina