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  • Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió. (Génesis 1, 7)

  • Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba en el jardín, como también el árbol de la Ciencia del bien y del mal. (Génesis 2, 9)

  • Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.» (Génesis 3, 5)

  • Entonces Yavé Dios dijo: «Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Arbol de la Vida, pues viviría para siempre.» (Génesis 3, 22)

  • Y así fue como Dios lo expulsó del jardín del Edén para que trabajara la tierra de la que había sido formado. (Génesis 3, 23)

  • Pero tú no obras bien y el pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera, pero tú debes dominarlo.» (Génesis 4, 7)

  • Caín dijo después a su hermano Abel: «Vamos al campo.» Y como estaban en el campo, Caín se lanzó contra su hermano Abel y lo mató. (Génesis 4, 8)

  • Entraron de dos en dos, macho y hembra, como Dios lo había ordenado. (Génesis 7, 9)

  • Entonces se cerraron los manantiales que brotaban del abismo, como también las compuertas del cielo, y la lluvia cesó de caer sobre la tierra. (Génesis 8, 2)

  • Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: «Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo. (Génesis 8, 21)

  • Pero también reclamaré la sangre de ustedes como si fuera su alma. Pediré cuenta de ella a cualquier animal. Y también el hombre deberá responder de la sangre de cualquier hombre, hermano suyo. (Génesis 9, 5)

  • Pero Sem y Jafet tomaron un manto, se lo echaron al hombro, y caminando de espaldas, entraron a tapar a su padre. Como habían entrado de espaldas, mirando hacia afuera, no vieron a su padre desnudo. (Génesis 9, 23)


“E’ na dor que o amor se torna mais forte.” São Padre Pio de Pietrelcina