Encontrados 63 resultados para: Salvar

  • De cada especie de pájaros, de animales, de cada especie de los que se arrastran por el suelo, entrarán contigo dos para que puedan salvar su vida. (Génesis 6, 20)

  • Pero habrán de traerme a su hermano menor para que yo compruebe que es cierto lo que ustedes me han dicho; y así podrán salvar su vida.» Así se hizo, (Génesis 42, 20)

  • Gedeón contestó: «Disculpe, Señor, ¿cómo puedo yo salvar a Israel? Mi familia es la más humilde de mi tribu y yo soy el último de la familia de mi padre.» (Jueces 6, 15)

  • Pero Joás dijo a la gente sublevada: «¿Ustedes son los que van a defender a Baal y lo van a salvar? Si es Dios, que se defienda a sí mismo, ya que le destruyeron su altar.» (Jueces 6, 31)

  • Gedeón dijo a Dios: «Si de verdad vas a salvar por mi mano a Israel, como has dicho, concédeme esto. (Jueces 6, 36)

  • Después de Abimelec, Tolá, hijo de Puá, hijo de Dodó, se presentó para salvar a Israel. Era de la tribu de Isacar y habitaba en Samir, en los cerros de Efraím. (Jueces 10, 1)

  • Pero algunos malvados dijeron: «¡Qué nos va a salvar ése!» Y para demostrarle su desprecio, no le llevaron regalos. (1 Samuel 10, 27)

  • Pues bien, si quieres salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, sigue mi consejo: (1 Reyes 1, 12)

  • Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Al llegar a Bersebá de Judá dejó allí a su muchacho. (1 Reyes 19, 3)

  • «Oigan el mensaje del gran rey de Asur. Así habla el rey: No se dejen engañar por Ezequías, porque no los podrá salvar, (2 Reyes 18, 29)

  • Así, pues, que no los engañe Ezequías ni los seduzca con vanas promesas. No lo crean. Ningún Dios de ninguna nación o reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos podrán los dioses de ustedes librarlos de mi mano!» (2 Crónicas 32, 15)

  • Pero yo le respondí: «¿Un hombre como yo va a huir? ¿Cómo un hombre de mi clase va a entrar en el santuario para salvar su vida? No iré.» (Nehemías 6, 11)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina