Adaptación y arreglos: Canto Católico
Ha sido una gracia inmensa la oportunidad que Dios nos ha regalado de poder grabar este canto. Se trata de una joya musical de la Iglesia. El texto en latín corresponde a una oración mariana muy querida por los fieles, “la Salve”, que se reza al final del Santo Rosario. La oración ha sido atribuida tradicionalmente a San Bernardo de Claraval. Por su parte, la música es una composición gregoriana, posiblemente del siglo XIII.
El Salve Regina nos ha parecido especialmente apropiada para la hora que está atravesando la humanidad debido al Coronavirus: estamos en un verdadero valle de lágrimas, que nos hace exclamar desde lo hondo: “Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”. Si acaso este canto, interpretada por creyentes de todo el mundo, logra conmover a nuestra Madre, la Virgen María, sabremos que podremos obtener lo que pedimos: “después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”.
Sobre el arreglo, me referiré a tres aspectos de interés musical:
1- Hemos escogido un tempo notoriamente más lento al tradicional. Esto nos ha permitido enfatizar mejor los matices de dolor y de recogimiento del texto. El mismo canto que en otros momentos nos permite expresar gozo, hoy nos permitirá canalizar nuestra aflicción hacia lo alto. Así, la multitud doliente de nuestro tiempo podrá apropiarse más profundamente de esta oración.
2- Este canto corresponde originalmente a una melodía sin acompañamiento armónico definido. Si bien existen algunas sugerencias oficiales respecto de la armonía y la conducción vocal, hemos aprovechado la libertad de la primera versión para proponer una armonización nueva, que sea más acorde a la actitud orante que queremos destacar. Para lograrlo, hemos optado por cadencias más propias de la armonía modal, a la vez que hemos privilegiado acordes menores para conducir la melodía. También hemos recurrió a la cadencia rota, como también está estipulado en algunas versiones del canto que pueden encontrarse en Youtube.
3- Hemos tratado de rescatar algunos aspectos importantes del canto gregoriano. En primer lugar, la irregularidad del pulso, que no se ciñe a una métrica extrínseca, sino a la naturalidad del canto humano y su respiración. En segundo lugar, el uso de la “repercusión”: es una técnica vocal que consiste en cantar la misma nota mediante dos impulsos de aire. Se puede apreciar especialmente en el canto de la solista al comienzo, en la palabra “dulcedo”. Y, en tercer lugar, hemos tratado de recuperar la acentuación grave del texto en latín, que en muchas versiones de influencia francesa ha sido cambiada por una acentuación aguda de las palabras. Para lograrlo, nos hemos auxiliado de la elección de los acordes y la conducción de las voces.
Pidamos a María que dirija su mirada misericordiosa hacia la angustia de tantos hermanos, y que el Señor nos conceda todas las gracias que le solicitamos a su Santa Madre mediante esta humilde súplica. Amén.