1. Que mi alma alabe al Señor y proclame todas sus maravillas...

1. Del maestro de coro. Para oboes y arpa. Salmo. De David.

2. En ti me alegraré y me regocijaré, y cantaré a tu Nombre, oh Altísimo.

2. Te doy gracias, Yahveh, de todo corazón, cantaré todas tus maravillas;

3. Porque mis enemigos retroceden, tropiezan y perecen ante ti.

3. quiero alegrarme y exultar en ti, salmodiar a tu nombre, Altísimo.

4. Te has sentado en tu trono, cual juez justo y has reinvindicado mi causa y mis derechos.

4. Mis enemigos retroceden, flaquean, perecen delante de tu rostro;

5. Has abatido a las naciones, has hecho perecer a los malvados y has borrado su nombre para siempre.

5. pues tú has llevado mi juicio y mi sentencia, sentándote en el trono cual juez justo.

6. Los enemigos fueron aniquilados, arruinados sin remedio; sus ciudades fueron devastadas, perdido su recuerdo.

6. Has reprimido a las gentes, has perdido al impío, has borrado su nombre para siempre jamás;

7. Pero el Señor reina para siempre y establece su trono para el juicio.

7. acabado el enemigo, todo es ruina sin fin, has suprimido sus ciudades, perdido su recuerdo. He aquí que

8. Gobernará la tierra con justicia y juzgará con rectitud a las naciones.

8. Yahveh se sienta para siempre, afianza para el juicio su trono;

9. El Señor es un bastión para el oprimido, un refugio para los tiempos de angustia.

9. él juzga al orbe con justicia, a los pueblos con rectitud sentencia.

10. Que en ti confíen los que veneran tu nombre, porque no abandonas, Señor, a los que te buscan.

10. ¡Sea Yahveh ciudadela para el oprimido, ciudadela en los tiempos de angustia!

11. Canten al Señor, que mora en Sión, y publiquen entre los pueblos sus hazañas.

11. Y en ti confíen los que saben tu nombre, pues tú, Yahveh, no abandonas a los que te buscan.

12. Pues pide cuentas por la sangre vertida, se acuerda de los oprimidos y no olvida su clamor.

12. Salmodiad a Yahveh, que se sienta en Sión, publicad por los pueblos sus hazañas;

13. Ten compasión de mí, Señor, mira cómo me afligen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte,

13. que él pide cuentas de la sangre, y de ellos se acuerda, no olvida el grito de los desdichados.

14. para que proclame tus maravillas, en las puertas de la hija de Sión, feliz y agradecido por tu salvación.

14. Tenme piedad, Yahveh, ve mi aflicción, tú que me recobras de las puertas de la muerte,

15. En la fosa que cavaron se han hundido los paganos y su pie quedó atrapado en la trampa que escondieron.

15. para que yo cuente todas tus alabanzas a las puertas de la hija de Sión, gozoso de tu salvación.

16. El Señor se ha manifestado, ha dictado su sentencia, y el pecador quedó atrapado en la obra de sus manos.

16. Se hundieron los gentiles en la fosa que hicieron, en la red que ocultaron, su pie quedó prendido.

17. Que vuelvan al abismo los malvados, todos los paganos que olvidan al Señor.

17. Yahveh se ha dado a conocer, ha hecho justicia, el impío se ha enredado en la obra de sus manos. Sordina.

18. Porque no será olvidado el pobre para siempre ni será en vano la esperanza del humilde.

18. ¡Vuelvan los impíos al seol, todos los gentiles que de Dios se olvidan!

19. ¡Levántate, Señor, que el hombre no triunfe, y sean en tu presencia juzgadas las naciones!

19. Que no queda olvidado el pobre eternamente, no se pierde por siempre la esperanza de los desdichados.

20. Infúndeles terror, oh Señor, que sepan los paganos que sólo son hombres.

20. ¡Levántate, Yahveh, no triunfe el hombre, sean juzgados los gentiles delante de tu rostro!

21.

21. Infunde tú, Yahveh, en ellos el terror, aprendan los gentiles que no son más que hombres.





“Todas as percepções humanas, de onde quer que venham, incluem o bem e o mal. É necessário saber determinar e assimilar todo o bem e oferecê-lo a Deus, e eliminar todo o mal.” São Padre Pio de Pietrelcina