1. En Sión, oh Dios, conviene alabarte y en Jerusalén cumplir nuestras promesas,

1. Del maestro de coro. Salmo. De David. Cántico.

2. pues tú has oído la súplica. Todo mortal viene a ti con sus culpas a cuesta; nuestros pecados nos abruman pero tú los perdonas.

2. A ti se debe la alabanza, oh Dios, en Sión. A ti el voto se te cumple,

3. Feliz tu invitado, tu elegido para hospedarse en tus atrios. Sácianos con los bienes de tu casa, con las cosas sagradas de tu Templo.

3. tú que escuchas la oración. Hasta ti toda carne viene

4. Tú nos responderás, como es debido, con maravillas, Dios Salvador nuestro, esperanza de las tierras lejanas y de las islas de ultramar,

4. con sus obras culpables; nos vence el peso de nuestras rebeldías, pero tú las borras.

5. tú que fijas los montes con tu fuerza y que te revistes de poder.

5. Dichoso tu elegido, tu privado, en tus atrios habita. ¡Oh, hartémonos de los bienes de tu Casa, de las cosas santas de tu Templo!

6. Tú calmas el bramido de los mares y el fragor de sus olas; tú calmas el tumulto de los pueblos.

6. Tú nos responderás con prodigios de justicia, Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los confines de la tierra, y de las islas lejanas;

7. Tus prodigios espantan a los pueblos lejanos, pero alegran las puertas por donde el sol nace y se pone.

7. tú que afirmas los montes con tu fuerza, de potencia ceñido,

8. Tú visitas la tierra y le das agua, tú haces que dé sus riquezas. Los arroyos de Dios rebosan de agua para preparar el trigo de los hombres. Preparas la tierra,

8. y acallas el estruendo de los mares, el estruendo de sus olas. Están los pueblos en bullicio,

9. regando sus surcos, rompiendo sus terrones, las lluvias la ablandan, y bendices sus siembras.

9. por tus señales temen los que habitan los confines, a las puertas de la mañana y de la tarde haces tú gritar de júbilo.

10. Coronas el año de tus bondades, por tus senderos corre la abundancia;

10. Tú visitas la tierra y la haces rebosar, de riquezas la colmas. El río de Dios va lleno de agua, tú preparas los trigales. Así es como la preparas:

11. las praderas del desierto reverdecen, las colinas se revisten de alegría;

11. riegas sus surcos, allanas sus glebas, con lluvias la ablandas, bendices sus renuevos.

12. sus praderas se visten de rebaños y los valles se cubren de trigales, ¡ellos aclaman, o mejor ellos cantan!

12. Tú coronas el año con tu benignidad, de tus rodadas cunde la grosura;

13.

13. destilan los pastos del desierto, las colinas se ciñen de alegría;

14.

14. las praderas se visten de rebaños, los valles se cubren de trigo; ¡y los gritos de gozo, y las canciones!





“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina