25. Meribaal, hijo de Saúl, fue también a recibir al rey. No se había lavado los pies y las manos, no se había arreglado el bigote ni se había lavado sus vestidos desde el día en que se había ido el rey hasta que volvió en paz.





“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina