1. Bildad, de Súaj, tomó la palabra y dijo:

2. ¿Hasta cuándo seguirás hablando así y las palabras de tu boca serán un viento desatado?

3. ¿Acaso Dios tuerce el derecho, el todopoderoso pervierte la justicia?

4. Si tus hijos pecaron contra él, ya los hizo cargar con su pecado.

5. Mas tú recurre a Dios, implora al todopoderoso.

6. Si eres irreprochable y recto, desde ahora velará sobre ti y restaurará tu mansión de justicia.

7. Tu ayer te parecerá mezquino a vista de la dicha que te espera.

8. Pregunta a las generaciones del pasado, recurre a la experiencia de los padres,

9. pues nosotros somos de ayer y nada sabemos; una sombra son nuestros días en la tierra.

10. Ellos te instruirán, te hablarán, y de su corazón sacarán estas frases:

11. ¿Crece acaso el papiro fuera de las lagunas? ¿Brota el junco donde no hay agua?

12. Aún en su verdor, sin ser cortado, antes que toda otra hierba se marchita.

13. Tal es la suerte de todo el que de Dios se olvida, así fenece la esperanza del malvado.

14. Un hilo sólo es su confianza, una tela de araña su seguridad.

15. Se apoya en su morada, que no aguanta; se agarra a ella, y no resiste.

16. Exuberante bajo el sol, por encima del huerto asoman sus ramas;

17. entre un montón de piedras se entrelazan sus raíces, su vida se agarra a las rocas.

18. Mas si se le arranca de su sitio, su sitio de él reniega: "No te he visto jamás".

19. Y cómo se pudre en el camino, mientras del suelo brotan otros.

20. No, Dios no rechaza al hombre justo ni da su mano a los malvados.

21. De risa puede aún colmar tu boca y de júbilo tus labios.

22. Tus enemigos quedarán cubiertos de ignominia, y la tienda de los malvados desaparecerá.





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina