1. Había un hombre en la montaña de Efraín llamado Micá,

2. el cual dijo a su madre: "Las mil cien monedas de plata que te quitaron y por las que maldijiste al ladrón, las tengo yo, las robé yo. Te las devuelvo". La madre le respondió: "Que Dios te bediga, hijo mío".

3. Él devolvió las mil cien monedas de plata a su madre, y ella dijo: "Quiero consagrar este dinero al Señor y que de mi mano pase a la de mi hijo para hacer con él una imagen tallada y chapeada".

4. Tomó doscientas monedas de plata y se las dio al fundidor, el cual hizo con ellas una imagen tallada y chapeada, que fue colocada en la casa de Micá.

5. Así Micá llegó a tener un santuario; hizo un efod e ídolos familiares y nombró sacerdote a uno de sus hijos.

6. En aquel tiempo no había rey en Israel; cada cual hacía lo que le parecía mejor.

7. Había en Belén un levita extranjero, de la tribu de Judá.

8. Salió de Belén de Judá para establecerse donde pudiese. En su caminar llegó a la montaña de Efraín, a casa de Micá.

9. Micá le preguntó: "¿De dónde vienes?". Él le respondió: "Soy un levita de Belén de Judá, y voy de camino para establecerme donde pueda".

10. Micá le dijo: "Quédate conmigo y sé para mí un padre y sacerdote; te daré diez monedas de plata al año, de vestir y de comer".

11. El levita consintió en quedarse, y fue para él como uno de sus hijos.

12. Micá le dio la investidura sacerdotal, de forma que el joven le hizo de sacerdote y vivió en su casa.

13. Micá dijo: "Ahora estoy seguro de que el Señor me bendecirá porque tengo a este levita por sacerdote".





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina