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  • de las aves del cielo, siete parejas, con el fin de conservar la especie sobre la tierra. (Génesis 7, 3)

  • para que me ceda por su justo precio y como propiedad funeraria entre vosotros su cueva de Macpela, la que se encuentra al final de su campo". (Génesis 23, 9)

  • Se fue de allí y cavó otro pozo, por el que ya no hubo riña; y le llamó Rejobot, porque dijo: "Finalmente el Señor nos ha dado campo libre para que prosperemos en esta tierra". (Génesis 26, 22)

  • Olibamá, Elá, Finón, (Génesis 36, 41)

  • El Faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en la de José; hizo que le vistieran ropas de lino finísimo y puso en su cuello el collar de oro. (Génesis 41, 42)

  • José nada más ver a sus hermanos los reconoció, pero fingió no conocerlos y los trató duramente. Les dijo: "¿De dónde venís?". Ellos respondieron: "De la tierra de Canaán a comprar víveres". (Génesis 42, 7)

  • José compró así en nombre del Faraón todas las tierras de Egipto, pues los egipcios, oprimidos por el hambre, le vendieron cada uno sus fincas. (Génesis 47, 20)

  • De este modo adquirió José para el Faraón toda la tierra de Egipto, reduciendo a esclavitud a todo el pueblo del uno al otro confín de Egipto. (Génesis 47, 21)

  • El Señor habló a Moisés y Aarón y les dio órdenes para los israelitas y para el Faraón, rey de Egipto, a fin de sacar de Egipto a los israelitas. (Exodo 6, 13)

  • Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, de la que tuvo a Fineés. Tales son los jefes de las familias de los levitas según sus diversas ramas. (Exodo 6, 25)

  • El Señor dijo a Moisés: "Mira, voy a hacer llover pan del cielo para vosotros. El pueblo saldrá todos los días a recoger la ración diaria, a fin de probarle si camina según mi ley o no. (Exodo 16, 4)

  • Cuando se evaporó el rocío, apareció sobre la superficie del desierto una cosa menuda, granulada, fina, como escarcha sobre la tierra. (Exodo 16, 14)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina