Números, 22
31. El Señor abrió los ojos de Balaam, y este vio al Ángel del Señor parado en el camino, con la espada desenvainada en su mano; se inclinó y lo adoró con el rostro en tierra.
31. El Señor abrió los ojos de Balaam, y este vio al Ángel del Señor parado en el camino, con la espada desenvainada en su mano; se inclinó y lo adoró con el rostro en tierra.
“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina