32. Entonces el sacerdote Pinjás, hijo de Eleazar, y los jefes, dejando a los rubenitas y a los gaditas, partieron de Galaad y regresaron a Canaán, donde estaban los israelitas. Cuando les transmitieron la noticia,





“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina