54. En el segundo mes del año ciento cincuenta y tres, Álcimo mandó derribar las murallas de la parte interior del Santuario, destruyendo así la obra de los profetas. Pero al comenzar la demolición,





“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina