8. Al oír tales noticias, el rey quedó consternado, presa de una violenta agitación, y cayó en cama enfermo de tristeza, porque las cosas no le habían salido como él deseaba.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina