Bíblia Católica
 

Exodo, 10

6. Invadirán tus palacios, las residencias de tus servidores y las casas de todos los egipcios. Tus padres y tus abuelos nunca experimentaron una cosa igual, desde que se instalaron en el país hasta el día de hoy’". Y dándose vuelta, Moisés se alejó de la presencia del Faraón.

Versículos relacionados com Exodo, 10:

El Capítulo 10 de Exodus narra la continuación de las plagas de Egipto, con la llegada de la plaga de saltamontes. Moisés y Aaron intentan convencer a Faraón de liberar a los hebreos, pero aún así se niega. Los versos seleccionados son:

Deuteronomio 28:38: "Lanzarás muchas semillas al campo, pero reunirás poco, porque el saltamontes la consumirá". Este versículo habla sobre el daño causado por los saltamontes a la agricultura, un tema que se aborda en el Capítulo 10 de Exodus.

Joel 2:25: "Y te restauraré los años consumidos por el saltamontes". Este versículo también se ocupa de los saltamontes, pero muestra que Dios tiene el poder de restaurar lo que se perdió.

Proverbios 30:27: "Las langostas no tienen rey, pero todos salen en las bandadas". Este versículo aborda la naturaleza de las langostas, que actúan juntas, que se pueden observar en la plaga de saltamontes en Éxodo 10.

Joel 1:4: "Lo que quedaba de la oruga, el saltamontes se lo comió; lo que quedaba del saltamontes, la langosta se lo comió; y lo que quedaba de la langosta, el pulgón se lo comió". Este versículo muestra la cadena alimentaria de insectos, que puede estar relacionada con la plaga de saltamontes en Éxodo 10.

Deuteronomio 28:42: "El saltamontes consumirá todos sus árboles y el fruto de su tierra". Este versículo también habla sobre el daño causado por los saltamontes, que destruyen la vegetación, un tema que se aborda en el Capítulo 10 de Exodus.





“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina