Bíblia Católica
 

Deuteronomio, 5

33. Vayan por el camino que el Señor, su Dios, les ha trazado, para gozar de una larga vida en la tierra de la que van a tomar posesión.

Versículos relacionados com Deuteronomio, 5:

Deuteronomio 5 relata la entrega de los Diez Mandamientos de Dios a Moisés en Mount Sinai y destaca la importancia de la obediencia a estos mandamientos. Los versos elegidos son:

Éxodo 20:3: "No tendrás otros dioses delante de mí". Este es el primero de los diez mandamientos que se reafirmaron en Deuteronomio 5, y que enfatiza la importancia de adorar a Dios por encima de todos los otros dioses o ídolos.

Juan 14:15: "Si me amas, mantén mis mandamientos". Jesús refuerza la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios como prueba de amor para él.

Deuteronomio 5:16: "Honra a tu Padre y a tu madre, como el Señor te ha ordenado, tu Dios, que tus días sean inclinados, y que puedas ser feliz en la tierra que te da al Señor tu Dios". Este es el quinto mandamiento que enfatiza la importancia del honor para los padres y el mantenimiento de los lazos familiares.

Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo destaca la importancia de la confianza en Dios y la sumisión en todas las áreas de nuestras vidas.

Deuteronomio 5:22: "Estas palabras el Señor habló a toda su congregación en la colina, el centro del fuego, la nube y la oscuridad, con una voz grande; y no agregó nada". Este versículo destaca la importancia del mensaje de Dios y enfatiza que no debe modificarse ni adulterarse en absoluto.





“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina