1. ¡Se me ha agotado el aliento, se han extinguido mis días, sólo me queda el sepulcro!

2. ¿No soy acaso el blanco de las burlas y no me desvelan sus provocaciones?

3. Deposita junto a ti una fianza a mi favor: si no, ¿quién estrechará mi mano?

4. Tú cerraste su corazón al discernimiento; por eso, no los dejarás triunfar.

5. ¡Se anuncia el reparto a los amigos, mientras los ojos de los hijos desfallecen!

6. Me has convertido en burla de la gente, soy como alguien a quien se escupe en la cara.

7. Mis ojos se debilitan por la tristeza y todos mis miembros son como la sombra.

8. Los hombres rectos quedan consternados por esto, y el inocente se indigna contra el impío.

9. Pero el justo se afianza en su camino y el de manos puras redobla su energía.

10. ¡Vengan todos ustedes, vengan otra vez: no encontraré un solo sabio entre ustedes!

11. Han pasado mis días, se han deshecho mis planes y las aspiraciones de mi corazón.

12. Ellos cambian la noche en día: "La luz, dicen, está cerca de las tinieblas".

13. ¿Qué puedo esperar? El Abismo es mi morada, en las tinieblas extendí mi lecho.

14. Yo grito a la Fosa: "¡Tú eres mi padre!", y a los gusanos: "¡Mi madre y mis hermanos!".

15. ¿Dónde está entonces mi esperanza? Y mi felicidad, ¿quién la verá?

16. ¿Bajarán conmigo al Abismo? ¿Nos hundiremos juntos en el polvo?





“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina