Encontrados 17 resultados para: vecinas

  • Compraréis esclavos de las naciones vecinas; en éstas podréis adquirir esclavos y esclavas. (Levítico 25, 44)

  • Levantad el campamento y dirigíos a la montaña de los amorreos y a todas sus regiones vecinas: la Arabá, la montaña, la Sefela, el Negueb, el litoral, la tierra de los cananeos, el Líbano, hasta el río grande, el Éufrates. (Deuteronomio 1, 7)

  • Las vecinas decían: "A Noemí le ha nacido un hijo". Y lo llamaron Obed, que fue el padre de Jesé, padre de David. (Rut 4, 17)

  • El pánico del Señor cundió por todos los reinos de las tierras vecinas de Judá, y no hicieron la guerra a Josafat. (II Crónicas 17, 10)

  • Por entonces surgieron en Israel hombres perversos, que sedujeron a muchos, diciendo: "Pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos apartado de ellas nos han sobrevenido muchas calamidades". (I Macabeos 1, 11)

  • Entretanto, Simón había llegado hasta Ascalón y fortalezas vecinas; se dirigió a Jafa y se apoderó de ella, (I Macabeos 12, 33)

  • Entonces todas las naciones vecinas se propusieron exterminarlos, diciendo: "No tienen jefe ni ayuda; hagámosles la guerra y borremos su memoria de entre los hombres". (I Macabeos 12, 53)

  • Menelao, juzgando que las circunstancias eran propicias para medrar, robó algunos objetos de oro del templo y se los dio a Andrónico; otros los vendió en Tiro y en las ciudades vecinas. (II Macabeos 4, 32)

  • Por sugestión de los de Tolemaida, salió un decreto dirigido a las ciudades helenísticas vecinas, instigándoles a que emplearan los mismos procedimientos con los judíos, obligándoles a tomar parte en los banquetes sagrados, (II Macabeos 6, 8)

  • Por eso, vienen días -dice el Señor- en que haré resonar contra Rabat Amón el grito de guerra; quedará convertida en un montón de ruinas y sus poblaciones vecinas serán incendiadas. Entonces Israel heredará a sus herederos -dice el Señor-. (Jeremías 49, 2)

  • Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de las ciudades vecinas -dice el Señor-, no quedará allí nadie, ni un alma volverá a vivir allí. (Jeremías 49, 18)

  • Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de las ciudades vecinas -dice el Señor-, no quedará allí nadie, ni un alma volverá a vivir allí. (Jeremías 50, 40)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina