Encontrados 147 resultados para: tienen

  • José fue a comunicárselo al Faraón: "Mi padre y mis hermanos han venido de Canaán con sus rebaños y ganados y con todo cuanto tienen y están ya en la región de Gosen". (Génesis 47, 1)

  • He oído ahora el clamor de los israelitas, a quienes los egipcios tienen esclavizados, y me he acordado de mi pacto. (Exodo 6, 5)

  • Cuando tienen pleitos vienen a mí, y yo juzgo entre el uno y el otro, y les doy a conocer los mandatos y las leyes de Dios". (Exodo 18, 16)

  • No aceptarás regalos, porque el regalo ciega incluso a los que tienen la vista clara y pervierte las palabras de los justos. (Exodo 23, 8)

  • Animales acuáticos: podréis comer todos los que tienen aletas o escamas, sean de mar o de río. (Levítico 11, 9)

  • Todos los animales acuáticos, de mar o de río, serán impuros para vosotros si no tienen aletas o escamas. (Levítico 11, 10)

  • "Si un hombre o una mujer tienen una llaga en la cabeza o en la barba, (Levítico 13, 29)

  • Si un hombre o una mujer tienen en la piel manchas relucientes y blancas, (Levítico 13, 38)

  • Si uno toma por esposa a su hermana, por parte de padre o de madre, y tienen relaciones sexuales, es una ignominia; los dos serán matados a la vista de todo el pueblo; por haber tenido relaciones sexuales con su propia hermana cargará con su culpa. (Levítico 20, 17)

  • "Las hijas de Selofjad tienen razón. Les darás, pues, una propiedad en herencia, como a los hermanos de su padre, y harás pasar a ellas la herencia de su padre. (Números 27, 7)

  • Y vuestros niños, los mismos que vosotros creíais presa de los enemigos, vuestros hijos que todavía no tienen uso de razón, éstos serán los que han de entrar. A ellos se la daré en propiedad. (Deuteronomio 1, 39)

  • Pero no comeréis los siguientes, aunque sean rumiantes y tengan la pezuña partida: el camello, la liebre y el tejón, porque son rumiantes pero no tienen la pezuña partida; debéis tenerlos por impuros. (Deuteronomio 14, 7)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina