Encontrados 14 resultados para: temblando

  • y dijo a sus hermanos: "Me han devuelto mi dinero: está aquí en mi saco". Con el corazón sobresaltado y temblando se decían unos a otros: "¿Qué es lo que Dios nos ha hecho?". (Génesis 42, 28)

  • Samuel dijo: "Traedme aquí a Agag, rey de Amalec". Agag se acercó temblando y diciendo: "¡Qué amarga es la muerte!". (I Samuel 15, 32)

  • Samuel hizo lo que el Señor le había mandado. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro y le dijeron: "¿Traes la paz?". (I Samuel 16, 4)

  • Los hijos de extranjeros palidecen, y abandonan temblando sus refugios. (II Samuel 22, 46)

  • A los tres días, se reunieron en Jerusalén todos los hombres de Judá y Benjamín. Era el día veinte del mes noveno. Todo el pueblo se situó en la plaza del templo de Dios, temblando por la gravedad del caso y porque llovía copiosamente. (Esdras 10, 9)

  • los hijos de extranjeros palidecen y abandonan temblando sus refugios. (Salmos 18, 46)

  • se morían temblando de miedo, no atreviéndose ni a mirar al aire, al que de ningún modo es posible evitar. (Sabiduría 17, 10)

  • Una mano me tocó y me hizo enderezarme temblando sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. (Daniel 10, 10)

  • Y me dijo: "Daniel, hombre preferido por Dios, presta atención a las palabras que te voy a decir e incorpórate, pues ahora he sido enviado a ti". Al decirme esto, me incorporé temblando todavía. (Daniel 10, 11)

  • Lamerán el polvo como la serpiente, como los reptiles de la tierra. Saldrán de sus guaridas aterrados, avanzarán temblando hacia el Señor, Dios nuestro, y tendrán miedo de ti. (Miqueas 7, 17)

  • La mujer, al verse descubierta, se acercó toda temblando, se postró a sus pies y contó ante todo el pueblo por qué lo había tocado y cómo se había curado instantáneamente. (Lucas 8, 47)

  • Él pidió una luz, entró y se echó temblando ante Saulo y Silas; (Hechos 16, 29)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina