Encontrados 21 resultados para: tantas
Por la tarde salieron tantas codornices que cubrieron el campamento, y por la mañana había en torno a él una capa de rocío. (Exodo 16, 13)
¿Ha habido un dios que haya ido a buscar una nación en medio de otra a fuerza de tantas pruebas, milagros y prodigios, de violencia, con mano fuerte y brazo poderoso, en medio de tremendas hazañas, como las hizo el Señor, vuestro Dios, por vosotros en Egipto, como todos habéis visto? (Deuteronomio 4, 34)
Ella dijo: "¡Sansón, los filisteos!". Él se despertó y se dijo: "Saldré como tantas otras veces y me las arreglaré". Pero no sabía que el Señor lo había abandonado. (Jueces 16, 20)
Y dijo Samuel: "Como tu espada ha dejado sin hijos a tantas mujeres, así tu madre entre todas quedará privada de su hijo". Samuel mató a Agag ante el Señor en Guilgal. (I Samuel 15, 33)
El rey le dijo: "¿Para qué tantas palabras? He decidido que tú y Sibá os repartáis las tierras". (II Samuel 19, 30)
Quemó a su hijo, se dio a la magia y a encantamientos, instituyó nigromantes y adivinos, e hizo tantas cosas malas a los ojos del Señor que provocó su indignación. (II Reyes 21, 6)
¿Quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecerte tantas cosas? Pues todo viene de ti y tuyo es lo que te hemos dado. (I Crónicas 29, 14)
Luchó contra el rey de los amonitas y lo venció. Los amonitas le entregaron aquel años tres mil cuatrocientos kilos de plata, cuatro mil quinientas toneladas de trigo y otras tantas de cebada. La misma entrega se repitió un segundo y tercer año. (II Crónicas 27, 5)
Quemó a sus propios hijos en el valle de Ben Hinnón. Se dio a la magia, a la adivinación, al ocultismo, se rodeó de nigromantes y encantadores; hizo tantas cosas malas a los ojos del Señor, que provocó su indignación. (II Crónicas 33, 6)
¿No fue éste el pecado de Salomón, rey de Israel? Y eso que entre tantas naciones no había un rey semejante a él: era amado de su Dios, y Dios le había constituido rey de todo Israel; sin embargo, también a él lo arrastraron al pecado las mujeres extranjeras. (Nehemías 13, 26)
Haz conmigo lo que quieras; quítame la vida, para que desaparezca de la faz de la tierra y me convierta en polvo; porque prefiero la muerte a la vida; pues los insultos mentirosos que he escuchado me han causado una profunda pena. Líbrame, Señor, de esta angustia, y llegue yo a la eterna morada. No apartes, Señor, tu faz de mí, pues la muerte es preferible a ver tanta miseria en mi vida y a escuchar tantas injurias". (Tobías 3, 6)
Tú que me has hecho pasar tantas desgracias, tantos males, dame vida de nuevo, hazme salir de nuevo de los abismos de la tierra; (Salmos 71, 20)