Encontrados 28 resultados para: señales

  • Pero yo endureceré el corazón del Faraón y multiplicaré en Egipto mis señales y prodigios. (Exodo 7, 3)

  • Moisés envió al combate aquellos mil hombres por tribu, y con ellos mandó a Fineés, hijo del sacerdote Eleazar, el cual llevaba los objetos sagrados y las trompetas para dar las señales de la guerra. (Números 31, 6)

  • Cuando te hayan sucedido todas estas señales, haz lo que se te ocurra, porque Dios está contigo. (I Samuel 10, 7)

  • Cuando Saúl dio la vuelta y se alejó de Samuel, Dios le dio un corazón nuevo, y le sucedieron todas estas señales aquel mismo día. (I Samuel 10, 9)

  • Hizo en Egipto señales y prodigios contra el Faraón y todos sus ministros. (Salmos 135, 9)

  • Algunos de los que le acompañaban fueron luego a poner señales para acordarse del camino, y no pudieron encontrarlo. (II Macabeos 2, 6)

  • Que no faltemos ninguno a nuestra orgía; por todas partes dejemos señales de nuestro regocijo, pues ésta es nuestra herencia y nuestra suerte. (Sabiduría 2, 9)

  • Entró en el alma de un siervo del Señor e hizo frente a reyes temibles con prodigios y señales. (Sabiduría 10, 16)

  • Mientras, sobre los pecadores cayeron los castigos, no sin precederles las señales precursoras de violentos rayos; pues justamente padecían por sus maldades, por haber alimentado el odio más feroz contra los extranjeros. (Sabiduría 19, 13)

  • Él sondea las profundidades del abismo y del corazón y descubre todos sus secretos; porque el altísimo posee toda ciencia y las señales de los tiempos. (Eclesiástico 42, 18)

  • Ved: yo y los hijos que el Señor me ha dado señales somos y presagios en Israel de parte del Señor omnipotente, que mora en el monte Sión. (Isaías 8, 18)

  • Esto dice el Señor: "No sigáis los caminos de los gentiles, no temáis las señales del cielo, como los gentiles las temen. (Jeremías 10, 2)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina