Encontrados 62 resultados para: santos

  • Yo soy el Señor, vuestro Dios; vosotros debéis santificaros y ser santos, porque yo soy santo; no os contaminéis con esos bichos que se arrastran por el suelo. (Levítico 11, 44)

  • Yo soy el Señor, que os he sacado de Egipto para ser vuestro Dios; vosotros seréis santos, porque yo soy santo. (Levítico 11, 45)

  • "Di a toda la comunidad de los israelitas: Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. (Levítico 19, 2)

  • Santificaos y sed santos, porque yo soy el Señor, vuestro Dios. (Levítico 20, 7)

  • Sed para mí santos, porque santo soy yo, el Señor, que os he separado de las gentes para que seáis míos. (Levítico 20, 26)

  • Se amotinaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: "¡Esto ya es demasiado! Si todos los miembros de la comunidad son santos y el Señor está en medio de ellos, ¿por qué os levantáis vosotros por encima de toda la asamblea del Señor?". (Números 16, 3)

  • Estarán a tu servicio y al servicio de toda la tienda; pero no se acercarán a los objetos santos del santuario ni al altar, pues moriríais ellos y vosotros. (Números 18, 3)

  • Tú amas a los pueblos, todos los santos están en tu mano. Ellos se postraban a tus pies y marchaban a tus órdenes. (Deuteronomio 33, 3)

  • Salomón trasladó a la hija del Faraón de la ciudad de David al palacio que había construido para ella, pues se decía: "Una mujer mía no puede habitar en el palacio de David, rey de Israel, porque los lugares donde ha estado el arca del Señor son lugares santos". (II Crónicas 8, 11)

  • "Bendito sea Dios, bendito sea su glorioso nombre, benditos sean todos sus santos ángeles. Que su nombre glorioso nos proteja. Porque el Señor me había castigado, pero ha tenido compasión de mí y ahora puedo ver a mi hijo Tobías". (Tobías 11, 14)

  • Llama, pues; ¿habrá quien te responda? ¿A cuál de los santos te vas a dirigir? (Job 5, 1)

  • Si ni en sus santos tiene Dios confianza, si ni los cielos son puros a sus ojos, (Job 15, 15)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina