Encontrados 12 resultados para: restante
Tomas parte de la sangre del becerro, y con el dedo untarás con ella los cuernos del altar, derramando la restante al pie del altar. (Exodo 29, 12)
pondrá parte de ella sobre los cuernos del altar de los perfumes, que está delante del Señor en la tienda de la reunión, y derramará toda la sangre restante del novillo al pie del altar de los holocaustos, que se encuentra a la entrada de la tienda de la reunión. (Levítico 4, 7)
pondrá parte de ella sobre los cuernos del altar que se encuentra delante del Señor en la tienda de la reunión, y derramará toda la sangre restante al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la tienda de la reunión. (Levítico 4, 18)
El sacerdote tomará con su dedo de la sangre de la víctima, untará con ella los cuernos del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre restante al pie del mismo altar. (Levítico 4, 25)
El sacerdote tomará con su dedo de la sangre, untará con ella los cuernos del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre restante al pie del altar. (Levítico 4, 30)
El sacerdote tomará con el dedo de la sangre del sacrificio por el pecado, untará con ella los cuernos del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre restante al pie del altar. (Levítico 4, 34)
Aarón y sus hijos comerán lo restante en forma de panes sin levadura en lugar sagrado dentro del atrio de la tienda de la reunión. (Levítico 6, 9)
Hizo acercarse a los hijos de Aarón, y ungió con la sangre el lóbulo de su oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. La sangre restante la derramó en torno del altar. (Levítico 8, 24)
Sus hijos le presentaron la sangre, y él, mojando su dedo, untó con ella los cuernos del altar, derramando la restante al pie del mismo. (Levítico 9, 9)
Entonces ella fue a contar la cosa al hombre de Dios, el cual le dijo: "Anda, vende el aceite, paga a tu acreedor, y tú y tus hijos vivid de lo restante". (II Reyes 4, 7)
Y con lo restante se hace su dios, su ídolo, ante el cual se prosterna y se inclina y al que suplica diciendo: "¡Sálvame, pues tú eres mi dios!". (Isaías 44, 17)
Al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los que se habían rendido a él y a la gente restante, Nebuzardán, jefe de la escolta real, los deportó a Babilonia. (Jeremías 39, 9)