Encontrados 17 resultados para: preciosa

  • Pidió agua, ella le dio leche; en copa preciosa le sirvió nata. (Jueces 5, 25)

  • Entonces Saúl dijo: "He pecado. Vuelve, hijo mío, David, pues no volveré a hacerte mal, porque mi vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. He obrado como un insensato y me he engañado lamentablemente". (I Samuel 26, 21)

  • Quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos, y la piedra preciosa que había puesta en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó de la ciudad fue inmenso. (II Samuel 12, 30)

  • El rey volvió a enviar un tercer capitán con sus cincuenta soldados. Pero este tercer capitán fue, se postró de rodillas ante Elías y le suplicó: "Hombre de Dios, ¡por favor! Que mi vida y la de estos cincuenta siervos tuyos sea preciosa a tus ojos. (II Reyes 1, 13)

  • Ha bajado fuego del cielo y ha devorado a los dos capitanes de cincuenta y a su gente, pero ahora, que mi vida sea preciosa a tus ojos". (II Reyes 1, 14)

  • David quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos; y la piedra preciosa que había en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó en la ciudad fue inmenso. (I Crónicas 20, 2)

  • no se valora con el oro de Ofir, el ágata preciosa o el zafiro. (Job 28, 16)

  • Es más preciosa que las perlas, y todos los tesoros que puedas desear no la igualan. (Proverbios 3, 15)

  • Porque si la prostituta busca un trozo de pan, la adúltera amenaza a una vida preciosa. (Proverbios 6, 26)

  • Piedra preciosa es un presente para quien lo posee, a cualquier parte donde se dirige tiene éxito. (Proverbios 17, 8)

  • Por eso, esto dice el Señor Dios: He aquí que pongo de cimiento en Sión una piedra probada, una piedra angular, preciosa, bien asentada. El que crea, no vacilará. (Isaías 28, 16)

  • Serás una corona preciosa en manos del Señor, una diadema real en la palma de tu Dios. (Isaías 62, 3)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina