Encontrados 25 resultados para: destrucción

  • Yo estuve en la montaña, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. El Señor me escuchó todavía esta vez y renunció a vuestra destrucción. (Deuteronomio 10, 10)

  • No seáis como vuestros padres y vuestros hermanos, que fueron infieles al Señor, Dios de sus padres, que los entregó a la destrucción, como vosotros estáis viendo. (II Crónicas 30, 7)

  • de la matanza de nuestros hermanos, de la esclavitud de nuestra tierra, de la destrucción de nuestros bienes en medio de los pueblos donde estemos desterrados. Nuestros conquistadores nos humillarán y nos despreciarán, (Judit 8, 22)

  • Mardoqueo le contó lo que pasaba y la cantidad que Amán había ofrecido entregar al tesoro del rey después de la destrucción de los judíos. (Ester 4, 7)

  • "Amán, hijo de Hamdatá, el de Agag, enemigo de todos los judíos, había proyectado su destrucción echando pur, es decir, "suerte", para destruirlos y acabar con ellos. (Ester 9, 24)

  • Que tu fuego vengador devore al que intenta escapar, y los opresores de tu pueblo encuentren la destrucción. (Eclesiástico 36, 8)

  • porque tú fuiste mi protector y mi apoyo, libraste mi cuerpo de la destrucción y del lazo de la lengua malvada, de labios que maquinan la falsedad, has sido mi apoyo delante de los que me rodeaban y me libraste, (Eclesiástico 51, 2)

  • Mi oración fue escuchada, porque me salvaste de la destrucción y me libraste en el momento del peligro. (Eclesiástico 51, 11)

  • Pues aunque fuera tu pueblo, oh Israel, como la arena del mar, sólo un resto volverá. La destrucción está decretada como plenitud de la justicia. (Isaías 10, 22)

  • Serás fundada en la justicia, y estarás a salvo de la opresión, pues nada temerás; a salvo de la destrucción, que nunca más te alcanzará. (Isaías 54, 14)

  • Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de las ciudades vecinas -dice el Señor-, no quedará allí nadie, ni un alma volverá a vivir allí. (Jeremías 49, 18)

  • Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de las ciudades vecinas -dice el Señor-, no quedará allí nadie, ni un alma volverá a vivir allí. (Jeremías 50, 40)


“Caminhe sempre e somente no bem e dê, cada dia, um passo à frente na linha vertical, de baixo para cima.” São Padre Pio de Pietrelcina