Encontrados 15 resultados para: Baales

  • Los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor y adoraron a los baales. (Jueces 2, 11)

  • Los israelitas hicieron lo que desagrada al Señor. Olvidaron al Señor, su Dios, para adorar a los baales y las aserás. (Jueces 3, 7)

  • Al morir Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los baales y tomaron por dios a Baal Berit. (Jueces 8, 33)

  • Los israelitas volvieron a hacer lo que desagrada al Señor; dieron culto a los Baales y Astartés y a los dioses de Arán y de Sidón, a los dioses de Moab, a los de los amonitas y filisteos. Abandonaron al Señor y dejaron de darle culto. (Jueces 10, 6)

  • Los israelitas clamaron al Señor: "Hemos pecado contra ti, porque hemos abandonado al Señor, nuestro Dios, para adorar a los Baales". (Jueces 10, 10)

  • Los israelitas quitaron los baales y las astartés y sirvieron sólo al Señor. (I Samuel 7, 4)

  • Ellos clamaron al Señor: Hemos pecado, porque hemos abandonado al Señor y hemos servido a los baales y astartés; sálvanos del poder de nuestros enemigos y te serviremos. (I Samuel 12, 10)

  • Elías replicó: "Yo no soy portador de desdichas de Israel; lo eres tú y la casa de tu padre, por haber abandonado los mandamientos del Señor y haber dado culto a los baales. (I Reyes 18, 18)

  • El Señor estuvo con Josafat porque siguió los caminos de su padre en la primera parte de su vida y no se dio a los baales, (II Crónicas 17, 3)

  • Atalía y sus hijos, pervertidos por ella, han deteriorado el templo de Dios, e incluso han dedicado a los baales todas las santas reservas del templo del Señor". (II Crónicas 24, 7)

  • Han seguido, en cambio, el capricho de su endurecido corazón y han ido tras los baales que les enseñaron sus padres". (Jeremías 9, 13)

  • No reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; quien prodigaba la plata y el oro que ellos emplearon para los baales. (Oseas 2, 10)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina