Encontrados 27 resultados para: veían

  • No se veían unos a otros, y nadie se levantó de su sitio por espacio de tres días, mientras que todos los israelitas tenían luz en sus moradas. (Exodo 10, 23)

  • Los israelitas veían entonces que el rostro de Moisés irradiaba, y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Yahveh. (Exodo 34, 35)

  • Y dio esta orden a su emisarios: «Esto habéis de decir a todos los israelitas: ¿Se ha visto alguna vez cosa semejante desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy? Pensad en ello, pedid consejo y tomad una decisión.» Y todos los que lo veían, decían: «Nunca ha ocurrido ni se ha visto cosa igual desde que los israelitas subieron del país de Egipto hasta hoy.» (Jueces 19, 30)

  • Los varales eran tan largos que se veían sus puntas desde el Santo, desde la parte anterior del Debir, pero no se veían desde fuera. Están allí hasta el día de hoy. (I Reyes 8, 8)

  • Cuando veían que había mucha plata en el cofre subía el secretario del rey y el sumo sacerdote, se fundía, y se contaba la plata que se hallaba en la Casa de Yahveh. (II Reyes 12, 11)

  • También los nigromantes y los adivinos, los terafim y los ídolos y todos los monstruos abominables que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, fueron eliminados por Josías, para poner en vigor las palabras de la Ley escritas en el libro que encontró el sacerdote Jilquías en la Casa de Yahveh. (II Reyes 23, 24)

  • Los varales eran tan largos que se veían sus puntas desde el Santo, desde la parte anterior al Debir, pero no se veían desde fuera; y allí están hasta el día de hoy. (II Crónicas 5, 9)

  • Cuando llevaban el cofre a los inspectores del rey, por medio de los levitas, si veían que había mucho dinero, venía el secretario del rey y el inspector del sumo sacerdote para vaciar el cofre; luego, lo tomaban y lo volvían a su lugar. Así lo hacían cada vez, y recogían dinero en abundancia. (II Crónicas 24, 11)

  • Cuando a Ester, hija de Abijayil, tío de Mardoqueo, que la había adoptado por hija, le llegó el turno de presentarse al rey, no pidió sino lo que le indicó Hegué, el eunuco del rey encargado de las mujeres. Ester se ganaba el favor de cuantos la veían. (Ester 2, 15)

  • Luego se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande. (Job 2, 13)

  • como un fantasma desaparece para siempre, los que le veían dicen: «¿Dónde está?» (Job 20, 7)

  • cuando su carne desaparece de la vista, y sus huesos, que no se veían, aparecen; (Job 33, 21)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina