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  • Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: «Mira, yo me he acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre descendencia.» (Génesis 19, 34)

  • A la mañana siguiente, Labán besó a sus hijos e hijas, les bendijo y se volvió a su lugar. (Génesis 32, 1)

  • Cumplido el año, acudieron al año siguiente y le dijeron: «No disimularemos a nuestro señor que se ha agotado la plata, y también los ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda a disposición de nuestro señor nada, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras. (Génesis 47, 18)

  • Salió al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Y dijo al culpable: «¿Por qué pegas a tu compañero?» (Exodo 2, 13)

  • Al día siguiente cumplió Yahveh su palabra y murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los israelitas no murió ni una sola cabeza. (Exodo 9, 6)

  • Moisés les dijo: «Que nadie guarde nada para el día siguiente.» (Exodo 16, 19)

  • Pero no obedecieron a Moisés, y algunos guardaron algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se pudrió; y Moisés se irritó contra ellos. (Exodo 16, 20)

  • Ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no se pudrió, ni se agusanó. (Exodo 16, 24)

  • Al día siguiente, se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la noche. (Exodo 18, 13)

  • No ofrecerás la sangre de mi sacrificio con pan fermentado ni guardarás hasta el día siguiente la grasa de mi fiesta. (Exodo 23, 18)

  • De ellos reservaréis lo siguiente: oro, plata y bronce; (Exodo 25, 3)

  • Si a la mañana siguiente sobra algo de la carne o del pan de la investidura, quemarás este resto; no ha de comerse, porque es cosa sagrada. (Exodo 29, 34)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina