Encontrados 175 resultados para: primero

  • y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. (Génesis 1, 5)

  • También a Set le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Este fue el primero en invocar el nombre de Yahveh. (Génesis 4, 26)

  • Las aguas siguieron menguando paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes asomaron las cumbres de los montes. (Génesis 8, 5)

  • El año 601 de la vida de Noé, el día primero del primer mes, se secaron las aguas de encima de la tierra. Noé retiró la cubierta del arca, miró y he aquí que estaba seca la superficie del suelo. (Génesis 8, 13)

  • Kus engendró a Nemrod, que fue el primero que se hizo prepotente en la tierra. (Génesis 10, 8)

  • Salió el primero, rubicundo todo él, como una pelliza de zalea, y le llamaron Esaú. (Génesis 25, 25)

  • Y al primero le encargó: «Cuando te salga al paso mi hermano Esaú y te pregunte "de quién eres y adónde vas, y para quién es eso que va delante de ti", (Génesis 32, 18)

  • Y ocurrió que, durante el parto, uno de ellos sacó la mano, y la partera le agarró y le ató una cinta escarlata a la mano, diciendo: «Este ha salido primero.» (Génesis 38, 28)

  • «Este mes será para vosatros el comienzo de los meses; será el primero de los meses del año. (Exodo 12, 2)

  • «Durante siete días comeréis ázimos; ya desde el primer día quitaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo coma pan fermentado, ese tal será exterminado de en medio de Israel. (Exodo 12, 15)

  • Comeréis ázimos en el mes primero, desde la tarde del día catorce del mes hasta la tarde del día veintiuno. (Exodo 12, 18)

  • «El día primero del primer mes alzarás la Morada de la Tienda del Encuentro. (Exodo 40, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina