Encontrados 12 resultados para: obró

  • Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos. (Josué 24, 17)

  • El se mantuvo firme y atacó a los filisteos hasta que se le crispó la mano y se lo quedéo pegada a la espada; aquel día obró Yahveh una gran victoria; el ejército volvió sobre sus pasos, pero sólo para apoderarse de los despojos. (II Samuel 23, 10)

  • Pero él se puso en medio de la pieza, la defendió y batió a los filisteos. Yahveh obró una gran victoria. (II Samuel 23, 12)

  • pero él se apostó en medio de la parcela, la defendió y derrotó a los filisteos. Yahveh obró allí una gran victoria. (I Crónicas 11, 14)

  • Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue salvado. Salvó el Señor a su pueblo, el Señor nos liberó de todos estos males; obró Dios grandes señales y prodigios como nunca los hubo en los demás pueblos. (Ester 10, 9)

  • Le creyó Jonatán y obró como le decía: despachó sus tropas, que partieron para el país de Judá, (I Macabeos 12, 46)

  • ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo. (Eclesiástico 31, 9)

  • Su padre, porque fue violento, cometió rapiñas y no obró bien en medio de su pueblo, por eso morirá a causa de su culpa. (Ezequiel 18, 18)

  • y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito. (Daniel 8, 12)

  • pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de aquí.» (Juan 14, 31)

  • puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. (Romanos 7, 19)

  • Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: (I Corintios 5, 3)


“A meditação não é um meio para chegar a Deus, mas um fim. A finalidade da meditação é o amor a Deus e ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina