Encontrados 17 resultados para: miríadas

  • Y bendijeron a Rebeca, y le decían: «¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!» (Génesis 24, 60)

  • Y cuando se detenía, decía: «Vuelve, Yahveh, a las miríadas de Israel.» (Números 10, 36)

  • Dijo: Ha venido Yahveh del Sinaí. Para ellos desde Seír se ha levantado, ha iluminado desde el monte Parán. Con él las miríadas de Cadés, Ley de fuego en su diestra para ellos. (Deuteronomio 33, 2)

  • Primogénito del toro, a él la gloria, cuernos de búfalo sus cuernos; con ellos acornea a los pueblos todos juntos hasta los confines de la tierra. Tales son las miríadas de Efraím, tales los millares de Manasés. (Deuteronomio 33, 17)

  • Las mujeres, danzando, cantaban a coro: «Saúl mató sus millares y David sus miríadas. (I Samuel 18, 7)

  • Irritóse mucho Saúl y le disgustó el suceso, pues decía: «Dan miríadas a David y a mí millares; sólo le falta ser rey.» (I Samuel 18, 8)

  • Los servidores de Akís le dijeron: «¿No es este David, rey de la tierra? ¿No es éste a quien cantaban en corro : Saúl mató sus millares y David sus miríadas?» (I Samuel 21, 12)

  • No es éste David de quien cantaban en coro: Saúl mató sus millares y David sus miríadas?» (I Samuel 29, 5)

  • Los carros de Dios, por millares de miriadas; el Señor ha venido del Sinaí al santuario. (Salmos 68, 18)

  • nuestros graneros llenos, rebosantes de frutos de toda especie, nuestras ovejas, a millares, a miríadas, por nuestras praderías; (Salmos 144, 13)

  • No tenía en cuenta en absoluto el poder de Dios, engreído como estaba con sus miríadas de infantes, sus millares de jinetes y sus ochenta elefantes. (II Macabeos 11, 4)

  • Un río de fuego corría y manaba delante de él. Miles de millares le servían, miriadas de miriadas estaban en pie delante de él. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros. (Daniel 7, 10)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina