Encontrados 44 resultados para: hagáis

  • y dijo: «Por favor, hermanos, no hagáis esta maldad. (Génesis 19, 7)

  • Mirad, aquí tengo dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os parezca; pero a estos hombres no les hagáis nada, que para eso han venido al amparo de mi techo.» (Génesis 19, 8)

  • Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como nosotros, circuncidándose todos vuestros varones. (Génesis 34, 15)

  • No os hagáis inmundos con ninguna clase de bicho que se arrastra, ni os hagáis impuros con ellos, para que no os contaminéis por su causa. (Levítico 11, 43)

  • para que hagáis distinción entre lo impuro y lo puro, entre el animal que puede comerse y el que no puede comerse. (Levítico 11, 47)

  • No hagáis como se hace en la tierra de Egipto, donde habéis habitado, ni hagáis como se hace en la tierra de Canaán a donde os llevo; no debéis seguir sus costumbres. (Levítico 18, 3)

  • No os hagáis impuros con ninguna de estas acciones, pues con ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a arrojar ante vosotros. (Levítico 18, 24)

  • Guardad, pues, mis observancias; no practicaréis ninguna de las costumbres abominables que se practicaban antes de vosotros, ni os hagáis impuros con ellas. Yo, Yahveh, vuestro Dios. (Levítico 18, 30)

  • No os volváis hacia los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo, Yahveh, vuestro Dios. (Levítico 19, 4)

  • Habéis de hacer separación entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; para que no os hagáis abominables, ni con animales ni con aves, ni con lo que se arrastra por el suelo; porque os he separado todo eso como impuro. (Levítico 20, 25)

  • No ofreceréis a Yahveh animal que tenga los testículos aplastados, majados, arrancados o cortados. No hagáis est en vuestra tierra. (Levítico 22, 24)

  • No os hagáis ídolos, ni pongáis imágenes o estelas, ni coloquéis en vuestra tierra piedras grabadas para postraros ante ellas, porque yo soy Yahveh vuestro Dios. (Levítico 26, 1)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina