Encontrados 46 resultados para: entra

  • Yahveh dijo a Noé: «Entra en el arca tú y toda tu casa, porque tú eres el único justo que he visto en esta generación. (Génesis 7, 1)

  • Si el levita llega de una de tus ciudades de todo Israel donde reside, y entra por deseo propio en el lugar elegido por Yahveh, (Deuteronomio 18, 6)

  • Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: «Entra, señor mío, entra en mi casa. No temas.» Y entró en su tienda y ella lo tapó con un cobertor. (Jueces 4, 18)

  • Toda la gente que estaba en la puerta y los ancianos repondieron: «Somos testigos. Haga Yahveh que la mujer que entra en tu casa sea como Raquel y como Lía, las dos que edificaron la casa de Israel. Hazte poderoso en Efratá y sé famoso en Belén. (Rut 4, 11)

  • Se prolongó la guerra entra la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, mientras que la casa de Saúl se debilitaba. (II Samuel 3, 1)

  • Entra luego donde el rey y dile estas palabras», y Joab puso las palabras en su boca. (II Samuel 14, 3)

  • Vete y entra donde el rey David y dile: "Acaso tú, rey mi señor, no has jurado a tu sierva: Salomón tu hijo reinará después de mí y él se sentará en mi trono? ¿Pues por qué Adonías se hace el rey?" (I Reyes 1, 13)

  • Dijo el rey al hombre de Dios: «Entra en casa conmigo para confortarte y te haré un regalo.» (I Reyes 13, 7)

  • Toma en tus manos diez panes, tortas y un tarro de miel, y entra donde él; él te revelará qué será del niño.» (I Reyes 14, 3)

  • En oyendo Ajías el ruido de sus pasos, cuando entraba por la puerta, dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué quieres pasar por otra? Tengo un duro mensaje para ti. (I Reyes 14, 6)

  • Pero Elías le dijo: «No temas. Entra y haz como has dicho, pero primero haz una torta pequeña para mí y tráemela, y luego la harás para ti y para tu hijo. (I Reyes 17, 13)

  • Entra luego y cierra la puerta tras de ti y tras de tus hijos, y vierte sobre todas esas vasijas, y las pones aparte a medida que se vayan llenando.» (II Reyes 4, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina