Encontrados 20 resultados para: cuero

  • o en tejido o cobertor de lino o lana, o en una piel, o en cualquier objeto de cuero, (Levítico 13, 48)

  • si la mancha en el vestido o en la piel, o en el tejido o en el cobertor, o en cualquier objeto hecho de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es llaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. (Levítico 13, 49)

  • Al séptimo, el sacerdote examinará la mancha y si se ha extendido por el vestido, tejido, cobertor, piel o por un objeto de cuero, es un caso de lepra maligna y el objeto es impuro. (Levítico 13, 51)

  • Se quemará el vestido, tejido, cobertor de lana o de lino o el objeto de cuero en que se encuentre la mancha, pues es lepra maligna; será quemado. (Levítico 13, 52)

  • Pero si el sacerdote ve que no se ha extendido la mancha por el vestido, tejido, cobertor o el objeto de cuero, (Levítico 13, 53)

  • Pero si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha perdido color, la rasgará del vestido, del cuero, del tejido o del cobertor. (Levítico 13, 56)

  • Pero si vuelve a aparecer en el vestido, tejido, cobertor o en un objeto de cuero, es mal contagioso; quemarás lo que está afectado por la lepra. (Levítico 13, 57)

  • En cuanto al vestido, tejido, cobertor o el objeto de cuero, que después de ser lavado pierdan la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán puros. (Levítico 13, 58)

  • Estas es la ley para la mancha de lepra que se halla en los vestidos de lana o de lino, en el tejido e en el cobertor o en cualquier objeto hecho de cuero, para declararlos puros o impuros. (Levítico 13, 59)

  • Toda ropa y todo cuero sobre los cuales se haya derramado el semen serán lavados con agua y quedarán impuros hasta la tarde. (Levítico 15, 17)

  • Pondrán sobre ella una cubierta de cuero fino y extenderán encima un paño todo de púrpura; luego le pondrán los varales. (Números 4, 6)

  • Extenderán sobre ella un paño carmesí que cubrirán con una cubierta de cuero fino, y después le pondrán los varales. (Números 4, 8)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina