Encontrados 12 resultados para: cortina

  • Harás para la entrada de la Tienda una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de recamador. (Exodo 26, 36)

  • Para la cortina harás cinco postes de acacia, que revestirás de oro; sus ganchos serán también de oro, y fundirás para ellos cinco basas de bronce. (Exodo 26, 37)

  • el altar del incienso con sus varales; el óleo de la unción, el incienso aromático, la cortina del vano de la entrada a la Morada, (Exodo 35, 15)

  • Hizo para la entrada de la Tienda una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal, labor de recamador, (Exodo 36, 37)

  • el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la Tienda; (Exodo 39, 38)

  • Colocarás el altar de oro para el incienso delante del arca del Testimonio y colgarás la cortina a la entrada de la Morada. (Exodo 40, 5)

  • A la entrada de la Morada colocó la cortina, (Exodo 40, 28)

  • del cortinaje del atrio y de la cortina de entrada al atrio que rodea la Morada y el altar, y de las cuerdas necesarias para todo su servicio. (Números 3, 26)

  • el cortinaje del atrio y la cortina de la entrada al atrio que rodea la Morada y el altar, con sus cuerdas y todos los utensilios de su servicio: todo lo que se necesita para ellos. Prestarán su servicio; (Números 4, 26)

  • Entró, pues, Bagoas y dio palmadas ante la cortina de la tienda, porque suponía que Holofernes estaría durmiendo con Judit. (Judit 14, 14)

  • Como nadie respondía, apartó la cortina, entró en el dormitorio, y lo encontró tendido sobre el umbral muerto y decapitado. (Judit 14, 15)

  • la mesa de la proposición, los vasos de las libaciones, las copas, los incensarios de oro, la cortina, las coronas, y arrancó todo el decorado de oro que recubría la fachada del Templo. (I Macabeos 1, 22)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina