Encontrados 166 resultados para: Buena

  • Tú en tanto vendrás en paz con tus padres, serás sepultado en buena ancianidad. (Génesis 15, 15)

  • Expiró, pues, Abraham y murió en buena ancianidad, viejo y lleno de días, y fue a juntarse con su pueblo. (Génesis 25, 8)

  • añadiendo: "Precisamente, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros."» Pues se decía: «Voy a ganármelo con el regalo que me precede, tras de lo cual me entrevistaré con él; tal vez me haga buena cara.» (Génesis 32, 21)

  • El mismo dejó todo lo suyo en manos de José y, con él, ya no se ocupó personalmente de nada más que del pan que comía. José era apuesto y de buena presencia. (Génesis 39, 6)

  • Vio el jefe panaderos que era buena la interpretación y dijo a José: «Voy con mi sueño: Había tres cestas de pan candeal sobre mi cabeza. (Génesis 40, 16)

  • Respondió José a Faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda en buena hora a Faraón.» (Génesis 41, 16)

  • He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. (Exodo 3, 8)

  • Si alguno consagra su casa, como cosa sagrada, a Yahveh, el sacerdote la tasará, según sea buena o mala. Conforme a la tasación del sacerdote, así se fijará. (Levítico 27, 14)

  • y dijeron a toda la comunidad de los israelitas: «La tierra que hemos recorrido y explorado es muy buena tierra. (Números 14, 7)

  • Tomaron en su mano frutos del país, nos los trajeron, y nos informaron: «Buena tierra es la que Yahveh nuestro Dios nos da.» (Deuteronomio 1, 25)

  • «Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la tierra buena que yo juré dar a vuestros padres, (Deuteronomio 1, 35)

  • Déjame, por favor, pasar y ver la tierra buena de allende el Jordán, esa buena montaña y el Líbano.» (Deuteronomio 3, 25)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina