Encontrados 43 resultados para: tuve
"Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí". (Génesis 3, 10)
Una vez, durante el período en que el rebaño entra en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados. (Génesis 31, 10)
"Oigan el sueño que tuve", les dijo. (Génesis 37, 6)
Después tuvo otro sueño, y también lo contó a sus hermanos. "Tuve otro sueño, les dijo. El sol, la luna y once estrellas se postraban delante de mi". (Génesis 37, 9)
Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más. (Génesis 44, 28)
Entonces Aarón respondió a Moisés: "Mis hijos presentaron hoy delante del Señor su sacrificio por el pecado y su holocausto, y a pesar de todo, tuve la desgracia de perderlos. Si yo hubiera comido hoy de la víctima del sacrificio por el pecado, ¿el Señor lo habría aprobado?". (Levítico 10, 19)
Cuando llegó Gedeón, oyó que un hombre le estaba contando un sueño a su compañero. "Tuve un sueño, le decía; vi que una galleta de cebada venía rodando por el campamento de Madián. Al llegar a una carpa, chocó contra ella y la volteó, de manera que la carpa cayó por tierra". (Jueces 7, 13)
Saúl dijo a Samuel: "He pecado, porque transgredí la orden del Señor y tus palabras. Tuve miedo del pueblo y escuché su demanda. (I Samuel 15, 24)
Hoy has visto con tus propios ojos que el Señor te puso en mis manos dentro de la cueva. Aquí se habló de matarte, pero yo tuve compasión de ti y dije: ‘No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor’. (I Samuel 24, 11)
Tuve ante él una conducta irreprochable y me esforcé por no ofenderlo. (II Samuel 22, 24)
Cuando informaron al rey Salomón: "Joab se ha refugiado en la Carpa del Señor y está al lado del altar", Salomón mandó decir a Joab: "¿Qué motivo tienes para refugiarte junto al altar?". Joab respondió: "Tuve miedo de ti y fui a refugiarme junto al Señor". Entonces Salomón envió a Benaías, hijo de Iehoiadá, con esta orden: "Ve y mátalo". (I Reyes 2, 29)
Cuando me hice hombre, me casé con una mujer de la descendencia de nuestros padres que se llamaba Ana, y de ella tuve un hijo, al que llamé Tobías. (Tobías 1, 9)