Encontrados 11 resultados para: ritos

  • Hasta el día de hoy, ellos practican los ritos antiguos: no temen al Señor ni practican los preceptos, los ritos, la Ley y los mandamientos que dictó el Señor a los hijos de Jacob, a quien dio el nombre de Israel. (II Reyes 17, 34)

  • Observarán los preceptos, los ritos, la Ley y los mandamientos que yo escribí para ustedes, practicándolos todos los días, pero no temerán a otros dioses. (II Reyes 17, 37)

  • Pero ellos no escucharon, sino que continuaron practicando los ritos antiguos. (II Reyes 17, 40)

  • Ellos, en efecto, aseguraban el culto de su Dios y los ritos de purificación -lo mismo que los cantores y porteros- conforme a las órdenes de David y de su hijo Salomón. (Nehemías 12, 45)

  • Luego Judas reunió al ejército y se dirigió hacia la ciudad de Odolám. Como estaba ya próximo el séptimo día de la semana, se purificaron con los ritos de costumbre y celebraron el sábado en aquel lugar. (II Macabeos 12, 38)

  • los aborreciste por sus prácticas detestables, actos de hechicería y ritos impíos. (Sabiduría 12, 4)

  • A esos crueles asesinos de niños, a esos devoradores de entrañas en banquetes de carne humana y de sangre, a esos iniciados en ritos sangrientos, (Sabiduría 12, 5)

  • Un padre, afligido por un duelo prematuro, encarga una imagen de su hijo tan pronto arrebatado, y al que antes no era más que un cadáver, ahora lo honra como a un dios y transmite a los suyos misterios y ritos. (Sabiduría 14, 15)

  • Con sus ritos infanticidas, sus misterios ocultos y sus frenéticas orgías de costumbres extravagantes, (Sabiduría 14, 23)

  • En efecto, cuando todavía celebraban sus ritos fúnebres y se lamentaban junto a las tumbas de sus muertos, concibieron otro proyecto descabellado: a los que ellos mismos habían rogado que se fueran los comenzaron a perseguir como fugitivos. (Sabiduría 19, 3)

  • Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. (Juan 2, 6)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina