Encontrados 36 resultados para: quiera

  • ¡que el Señor me castigue una y otra vez! Y en caso de que mi padre quiera hacerte algún mal, te avisaré también y te dejaré partir. Así podrás irte en paz, y que el Señor esté contigo como lo estuvo con mi padre. (I Samuel 20, 13)

  • Quiera el Señor tratarlos ahora con fidelidad y lealtad. Yo, por mi parte, los trataré con la misma bondad, ya que han obrado así. (II Samuel 2, 6)

  • Aquel día, él había dicho: "El que quiera derrotar a los jebuseos, que se meta por el canal. En cuanto a los ciegos y a los inválidos, David siente aversión por ellos". Por eso se dice: "El ciego y el lisiado no entrarán en la Casa". (II Samuel 5, 8)

  • El rey dijo a Sibá: "Desde ahora te pertenecen todos los bienes de Meribaal". Sibá respondió: "¡A tus pies! ¡Quiera mi señor, el rey, dispensarme siempre su favor!". (II Samuel 16, 4)

  • Edna, por su parte, dijo a Tobías: "Hijo y hermano muy querido, quiera el Señor que vuelvas, y que yo tenga vida para ver a tus hijos y a los de mi hija Sara antes de morir. En presencia del Señor, te confío a mi hija para que la cuides. No la entristezcas ni un solo día de tu vida. Vete en paz, hijo mío. De ahora en adelante, yo soy tu madre y Sara es tu hermana. ¡Ojalá pudiéramos ser igualmente felices todos los días de nuestra vida!". Luego besó a los dos y los dejó; partir llenos de alegría. (Tobías 10, 13)

  • Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. (Judit 8, 15)

  • Apenas entró Amán, el rey le preguntó: "¿Qué habría de hacerle a un hombre a quien el rey quiere honrar?". Amán pensó entonces: "¿Hay alguien a quien el rey quiera honrar más que a mí?". (Ester 6, 6)

  • Por eso dijo al rey: "Si hay alguien a quien el rey quiera honrar, (Ester 6, 7)

  • Luego comenzó a gritar por la ciudad con todas sus fuerzas: "Todo el que sienta celo por la Ley y quiera mantenerse fiel a la Alianza, que me siga". (I Macabeos 2, 27)

  • El Amado: ¡Júrenme, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no despertarán ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera! (Cantar 2, 7)

  • El Amado: ¡Júrenme, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no despertarán ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera. (Cantar 3, 5)

  • El Amado: Júrenme, hijas de Jerusalén, que no despertarán, ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera. (Cantar 8, 4)


“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina