Encontrados 11 resultados para: prestigio

  • El Señor, por su parte, hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, y el mismo Moisés llegó a gozar de gran prestigio en Egipto, tanto entre los servidores del Faraón como entre el pueblo. (Exodo 11, 3)

  • Muchos llevaron a Jerusalén ofrendas para el Señor y regalos para Ezequías, rey de Judá, el cual, después de esto, adquirió gran prestigio ante todas las naciones. (II Crónicas 32, 23)

  • Pero Amán, el agaguita, que gozaba de gran prestigio ante el rey, buscó la manera de perjudicar a Mardoqueo y a su pueblo por lo que había pasado con los dos eunucos del rey. (Ester 12, 6)

  • Los embajadores enviados a nuestro pueblo nos han informado acerca de la gloria y el prestigio de ustedes. Por eso nos hemos alegrado de su venida. (I Macabeos 14, 21)

  • Pero él, tomando una noble resolución, digna de su edad, del prestigio de su vejez, de sus venerables canas, de la vida ejemplar que había llevado desde su infancia y, sobre todo, de la santa legislación establecida por Dios, se mostró consecuente consigo mismo, pidiendo que lo enviaran de inmediato a la morada de los muertos. (II Macabeos 6, 23)

  • La ciencia del médico afianza su prestigio y él se gana la admiración de los grandes. (Eclesiástico 38, 3)

  • Él mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo. (Juan 4, 44)

  • De esa manera, no solamente nuestra profesión está amenazada de caer en el descrédito, sino que el templo mismo de la gran diosa Diana corre el riesgo de ser tenido por nada, y aquella a quien adoran toda el Asia y el mundo entero, terminará por quedar despojada de su prestigio». (Hechos 19, 27)

  • Un hombre llamado Ananías, fiel cumplidor de la Ley, que gozaba de gran prestigio entre los judíos del lugar, (Hechos 22, 12)

  • Por mi parte, hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. (I Corintios 2, 1)

  • Nosotros somos tenidos por necios, a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros somos despreciados. (I Corintios 4, 10)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina