Encontrados 22 resultados para: pregunté

  • ‘¿Y si la mujer se niega a venir conmigo?’, le pregunté. (Génesis 24, 39)

  • Después le pregunté: ‘¿De quién eres hija?’. ‘Soy hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor’, respondió ella. Yo le puse el anillo en la nariz y las pulseras en los brazos, (Génesis 24, 47)

  • Y al que iba al frente le dio esta orden: "Cuando mi hermano Esaú te salga al paso y te pregunte: ‘¿Quién es tu patrón? ¿Adónde vas? ¿Y quién es el dueño de todo eso que está delante de ti?’, (Génesis 32, 18)

  • Por eso, cuando el Faraón los llame y les pregunte de qué se ocupan, (Génesis 46, 33)

  • Y cuando, el día de mañana, tu hijo te pregunte qué significa esto, tú le responderás: "Con el poder de su mano, el Señor nos sacó de Egipto, donde fuimos esclavos. (Exodo 13, 14)

  • Y cuando tu hijo te pregunte el día de mañana: "¿Qué significan esas normas, esos preceptos y esas leyes que el Señor nos ha impuesto?", (Deuteronomio 6, 20)

  • La mujer fue a decir a su marido: "Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. (Jueces 13, 6)

  • llegó Jananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá. Yo les pregunté por los judíos -el resto que había sobrevivido al cautiverio- y por Jerusalén. (Nehemías 1, 2)

  • Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: "¡Padre!". Yo le pregunté: "¿Qué pasa, hijo?". Y él agregó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí". (Tobías 2, 3)

  • Cuando entró en mi casa, el cabrito comenzó a balar. Yo llamé a mi mujer y le pregunté: "¿De dónde salió este cabrito? ¿No habrá sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer nada robado". (Tobías 2, 13)

  • Entre todos ellos busqué un lugar de reposo, me pregunté en qué herencia podría residir. (Eclesiástico 24, 7)

  • Y cuando la gente de tu pueblo te pregunte: "¿No vas a explicarnos qué quieres decir con esto?", (Ezequiel 37, 18)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina