Encontrados 22 resultados para: perros

  • Ustedes estarán consagrados a mí. No coman la carne de un animal despedazado por una fiera, sino arrójenla a los perros. (Exodo 22, 30)

  • Gedeón hizo que la gente bajara hasta el agua, y el Señor le dijo: "A todos los que beban con la lengua, como lamen los perros, los pondrás de un lado; y a todos los que se arrodillen para beber, los pondrás del otro". (Jueces 7, 5)

  • Al de la familia de Jeroboám que muera en la ciudad, lo comerán los perros, y al que muera en descampado, lo comerán las aves del cielo, porque ha hablado el Señor. (I Reyes 14, 11)

  • Al de la familia de Basá que muera en la ciudad, lo comerán los perros, y al que muera en descampado, lo comerán las aves del cielo". (I Reyes 16, 4)

  • Tú le dirás: Así habla el Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno! Por eso, así habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, allí también lamerán tu sangre". (I Reyes 21, 19)

  • Y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel. (I Reyes 21, 23)

  • Al de la familia de Ajab que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en despoblado, se lo comerán los pájaros del cielo". (I Reyes 21, 24)

  • Y cuando lavaron el carro en el estanque de Samaría, los perros lamieron su sangre y las prostitutas se bañaron en ella, conforme a la palabra que había dicho el Señor. (I Reyes 22, 38)

  • En cuanto a Jezabel, los perros la devorarán en la parcela de Izreel, y nadie la sepultará". En seguida abrió la puerta y escapó. (II Reyes 9, 10)

  • Volvieron a comunicárselo a Jehú, y él dijo: "Así se cumple la palabra que el Señor pronunció por medio de Elías, el tisbita. En la parcela de Izreel, los perros devorarán la carne de Jezabel; (II Reyes 9, 36)

  • Pero ahora se ríe de mí hasta la gente más joven que yo, a cuyos padres yo no consideraba dignos de juntarlos con los perros de mis rebaños. (Job 30, 1)

  • Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores; taladran mis manos y mis pies (Salmos 22, 17)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina